Aromacología o psicología de los olores

¿Has oído hablar de la aromacología? A menudo se confunde con la aromaterapia, pero a pesar de estar estrechamente relacionadas y sonar de forma muy parecida, se refieren a cosas distintas. Mientras la aromaterapia es una disciplina terapéutica que utiliza las propiedades de los aceites esenciales que se extraen de las plantas aromáticas con fines beneficiosos para el cuerpo, la aromacología o psicología de los aromas, es la ciencia que estudia el impacto psicológico que producen los olores: cómo afectan los aromas a las emociones, a la conducta, a la mente, en definitiva.

En algún artículo anterior ya hablamos de cómo el sentido del olfato está conectado a la parte del cerebro que procesa las emociones. Cuando olemos algo, se convierte en una información que va primero al sistema límbico y al hipotálamo. Estas son las áreas del cerebro responsables de las emociones, los sentimientos, instintos e impulsos, por lo que es normal asociar un aroma o una fragancia a algún recuerdo en particular. La aromacología vincula los efectos temporales de la fragancia sobre los sentimientos y las emociones a través del estímulo de las vías olfativas.

¿Por qué hay olores que nos gustan y otros que no?

Tiene sentido entonces que algunos olores modifiquen nuestro estado de ánimo. Por otra parte, cuando olemos algo nuestro cerebro relaciona ese olor con un recuerdo. De modo que el efecto que una fragancia puede tener en cada uno de nosotros es sumamente subjetivo. 

Al igual que ciertos aromas nos conectan a recuerdos positivos, también hay aromas que no nos gustan y no sabemos el porqué. Seguramente es porque activan recuerdos dolorosos o estresantes, con situaciones del pasado que no deseamos recordar.

Conocer sobre aromacología puede ser beneficioso para elegir la fragancia ideal para crear distintos ambientes y potenciar las actividades que realizamos en cada espacio. Por ejemplo, en un ambiente de trabajo, las notas cítricas son ideales para mantener despierto a nuestro cerebro y ser más creativos; mientras que, para un dormitorio, se recomiendan aquellas esencias más propicias para lograr un buen descanso.

Llena tu hogar de aquellas fragancias que te hagan sentir mejor, ¡y disfruta!

A continuación, te contamos qué aromas podemos utilizar para potenciar determinados estados anímicos:

  • Aromas florales como el jazmín, la rosa o la violeta son vigorizantes.
  • Aromas cítricos como el pomelo, mandarina o limón son frescos y mejoran el estado de ánimo.
  • Los aromas amaderados como el sándalo o el cedro son calmantes.
  • Los aromas almizclados como el lirio o el jazmín tienen efectos sobre la sensualidad.
  • El aroma de romero es un gran aliado para la concentración y el aprendizaje. 
  • Aromas que remiten a alimentos, como la naranja, el chocolate o la vainilla, nos estimulan.

Ahora solamente queda escoger esos aromas únicos y especiales que harán de tu casa ¡un hogar lleno de agradables recuerdos!